El día había despertado con un cielo velado por nubes que dejaban pequeños rastros de lluvia, lo cual suponía una cierta amenaza a la visita que íbamos a realizar por las calles de Madrid visitando el Barrio de las Letras, pero pudo más el ánimo de quienes se atrevieron a hacer dicho paseo.

Nos habíamos citado en la puerta del Oratorio del Caballero de Gracia, al finalizar la misa de 10:15, y cuál fue la sorpresa que, al salir de misa, la lluvia había parado y se quedó un día y una temperatura magnífica para realizar el recorrido.

Finalmente, fuimos dieciséis personas las que, en un muy buen ambiente, anduvimos, durante aproximadamente una hora y media, por esas calles en las que se escribió una parte de la historia de Madrid.

Antes de empezar a andar se hizo una introducción histórica de los orígenes de la capitalidad de Madrid y las consecuencias que tuvo, como, por ejemplo, que los grandes escritores vinieran a la ciudad en busca de un noble que los promocionara.

Desde que salimos del Oratorio, hasta adentrarnos en las calles que, propiamente, conforman el Madrid Literario, recorrimos la calle Virgen de los Peligros(se hizo referencia al origen del nombre de dicha calle), cruzamos las calles Alcalá, Sevilla y llegamos a la del Príncipe, que nos dio la bienvenida (así lo indicaba un cartel) al barrio de las  Letras.

RECORRIDOS-HISTORICOS,-El-Madrid-Literario-Caballero-de-Gracia

Fue muy de agradecer el buen ánimo de todos interesándose por lo que íbamos viendo, preguntando, comentando los nuevos “descubrimientos”, en fin, alumnos aventajados y bien dispuestos.

Tal vez, algunos prestaran más atención porque al principio del recorrido les dije, en broma, que iba a hacer preguntas de lo que iba explicando.

Tras cruzar la calle del Príncipe, en la que se hizo referencia a los corrales de comedias, pues hubo uno muy importante que llevaba el nombre de esa calle, llegamos a la plaza de Santa Ana, presidida por el majestuoso Teatro Español. Como no podía ser de otra manera, allí, delante del Teatro, nos hicimos una foto de grupo, una de las varías en las que nos retratamos junto a lugares emblemáticos, gracias a nuestras maravillosas fotógrafas.

Desde este punto empezamos a adentrarnos en esas callejuelas, por pequeñas, que encierran el verdadero sabor de la época que está- bamos reviviendo: calle del Prado, León, Quevedo, Lope de Vega, calle de Cervantes, todas ellas aglutinaban la historia viva de los grandes escritores de aquella época.

Pudimos ver el edificio en el que vivió Cervantes, la casa-museo en la que vivió y murió Lope de Vega, el majestuoso convento de las Trinitarias donde quiso ser enterrado Cervantes y, todo ello, también sirvió para observar las construcciones típicas de la época de los Austrias.

Nos hicimos, por supuesto, la respectiva foto delante de la casa del insigne autor de “Don Quijote de la Mancha”.

El recorrido quedó salpicado por explicaciones que hacían referencia a la etimología del nombre de Madrid, el por qué del nombre de “Almudena” y algunas otras curiosidades de la vida madrileña en aquella época.

En uno de los traslados de una calle a otra, y viendo que eran las 12:00, nos detuvimos delante de una casa que tenía grabada, en piedra, una inscripción (“María Ioseph IHS) y rezamos el Ángelus.

Continuamos hasta la calle Atocha, en la que se hizo  referencia a los sitios en los que se imprimieron la primera y segunda parte de “El Quijote” y nos detuvimos en la iglesia de San Sebastián, lugar emblemático en el que fueron bautizados, se casaron y se enterró a numerosos escritores del Siglo de Oro.

No pudimos visitarla porque estaban celebrando misa, pero pudimos ver la placa en la que se indica que allí fue enterrado Lope de Vega.

El  tiempo seguía respetándonos, por lo que afrontamos el tramo final de la visita, que consistía en continuar por la calle Atocha hasta llegar a la Plaza Mayor.

Antes de entrar en la Plaza Mayor nos  etuvimos en la contigua Plaza de las provincias, junto a la Plaza de la Santa Cruz, para observar el Ministerio de Asuntos Exteriores (típica arquitectura de los Austrias, de la época de Felipe IV).

Finalmente, en la Plaza Mayor acabamos el  recorrido.

Todos llegaron en perfecto estado, con el mismo buen ánimo con el que empezaron y con ganas de realizar una próxima visita, pero eso ya será otra historia.

Por cierto, se ha hecho un grupo de whatsapp llamado “Visitas Madrid Cab. Gracia”, cuya administradora es Maribel Luaces y al que se puede apuntar quien quiera. Así estaremos mejor informados de próximas visitas y, cómo no, nos tendremos más presentes.

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