El domingo 6 de junio, 2021, hemos celebrado solemnemente el Corpus Christi, coincidiendo con la Misa de la Asociación Eucarística en el primer domingo de mes. Han asistido muchas personas a la Misa, aunque también se ha notado la ausencia de otros miembros de la Asociación que por diversos motivos no habrán podido asistir. En la homilía se recordó el espíritu de amor a la Eucaristía que el Caballero de Gracia vivió y transmitió a la Congregación del Santísimo Sacramento, por él fundada. Se habló de la influencia que tuvo en las iglesias de Madrid, estimuladas por el propio Caballero de Gracia en algunos casos. Recogió también el Rector un comentario reciente de D. Juan Antonio Martínez Camino, Obispo Auxiliar de Madrid, en una entrevista que tuvieron con él hace unos días para que le saludara el nuevo Presidente de la Asociación, José Luis Arranz: le hablaba D. Juan Antonio de la importancia del silencio y el ambiente de oración y adoración que debe haber en todos los templos, como procuramos vivir en nuestro Oratorio.

Sobre ese ambiente de oración hemos recibido recientemente una carta de una persona que durante una estancia de varias semanas en Madrid, tuvo ocasión de venir frecuentemente al Oratorio, a rezar. Al regresar a su lugar de origen escribió una carta agradecida en la que decía:

“Me acuerdo mucho de ustedes y del oratorio. Un remanso de paz en medio del bullicio, un oasis en el desierto, un alto en el camino.
¿Cómo poder describir mi experiencia en el oratorio? El oratorio podría ser una imagen de la habitación de nuestro corazón interior: la
presencia de Dios en todo momento. Adoración y Acción como Marta y María. La imagen de Cristo de una belleza y un realismo sobrecogedor me han inspirado enormemente hablándole a mi alma. La compañía de la beata Doña Guadalupe me ha protegido y aconsejado con sabiduría cuando la he consultado. El Caballero de Gracia, realmente un caballero, sobre todo el caballero del Señor. Sin olvidar la Adoración al Santísimo Sacramento del Altar. También quería darle las gracias por su generosidad del gran apostolado que hacen como le enseñó Don José María Escrivá. Realmente es alimento para el Espíritu, pues sus palabras lo elevan. Es la verdadera generosidad y es obra de caridad enseñar al que no sabe, como hacía nuestra querida Santa Teresa de Jesús. Nuestro Señor, el gran Maestro, nuestro profesor. Oh, Padre, enséñanos a orar. El Oratorio, un lugar lleno de gracia, donde gente de toda condición es acogida y amada al ejemplo de Cristo, sin ser juzgada.”

Al terminar la Santa Misa tuvimos la procesión con el Santísimo en el interior del templo, con la Bendición final.
Cuidemos los ratos de oración junto a Jesús Sacramentado —recordaba el Rector en la homilía—, que cada persona de la Asociación tiene concretados, para adorarle y darle gracias. Y el Señor bendecirá nuestros trabajos y los hará eficaces.