El domingo 12 de mayo hemos celebrado solemnemente la Santa Misa en el IV Centenario de la muerte del Caballero de Gracia.

El Oratorio estaba lleno de asistentes, miembros de la Asociación Eucarística y otros fieles. Era un momento especialmente importante para la historia del Oratorio y la Asociación. El Rector en la homilía comentó que es un buen momento para dar gracias a Dios por el IV Centenario y el proceso de beatificación. Es un momento de algún modo similar al que vivieron los primeros congregantes cuando falleció el Caballero de Gracia y a los 4 años se comenzó su proceso.

Aquellos que le conocieron tenían una convicción muy clara y muy fuerte de la santidad de su vida, y esa fama estaba muy
extendida en todo Madrid, como lo demuestra el hecho de los funerales que durante dos semanas se celebraron, con tantas personas, y todas las congregaciones religiosas de Madrid, con sus mejores predicadores y capillas de música.

Pensemos en el extraordinario modo de cuidar todo lo referente a la Santísima Eucaristía en el Oratorio, el modo de celebrar la Misa, el culto al Santísimo, etc. Y cómo influyó en tantas iglesias de Madrid.

Eran también innumerables las personas del pueblo, de la calle, que le conocían, por las obras de caridad y beneficencia que promovió; y muchas de ellas pertenecían a la Congregación del Santísimo Sacramento. También los prohombres de las letras, como Lope de Vega, Tirso de Molina, lloraron su muerte.

Nosotros somos deudores de ese patrimonio, y para valorarlo, agradecerlo y transmitirlo hemos de conocerlo bien: conocer bien la vida del Caballero de Gracia; leer su biografía. Se está preparando otra publicación divulgativa, breve pero bastante completa y bien escrita, que se podrá publicar pronto.

Encomendar que la marcha del proceso vaya bien; en principio pronto se podrá clausurar en Madrid para seguir después en Roma. Para eso, rezarle al Caballero, acudir a su intercesión: además de favores ordinarios -que resuelva tal o cual cuestión que nos interesa, que consigamos trabajo, etc- hay que pedirle también milagros: curaciones que la medicina no puede curar, o al menos no puede curar instantáneamente. Y darle a conocer, repartir su estampa, la Hoja informativa, etc. También vendrán bien limosnas para gastos que inevitablemente lleva consigo un proceso de beatificación.

Aprovechar que le tenemos aquí, en nuestro Oratorio. Cuántas personas están viniendo y muchas más que vendrán a rezar y venerar los restos de Guadalupe. Podemos hacer igual con el Caballero de Gracia.

Por último, subrayar dos coincidencias bonitas con este aniversario: la fiesta del beato Alvaro, primer sucesor del Caballero de Gracia. ¡Un gran pastor de almas, como también el Caballero lo fue!, el buen pastor del que nos habla el Evangelio de hoy. Tan relacionado con nuestro Oratorio, y también su padre, miembro de la Junta de gobierno en los años en que se trazó la Gran Vía y hubo que negociar con el Ayuntamiento ese trazado para que no afectara al Oratorio.

Y la segunda coincidencia, la Virgen de Fátima, 13 de mayo de 1917. La Virgen ha estado muy presente en la vida del Caballero de Gracia. Mandó traer una imagen de la Virgen de Loreto para el colegio de niñas que promovió. En su Oratorio había una imagen de la Virgen de Gracia.

A lo largo del año tendremos un ciclo de conferencias a cargo de especialistas, que contribuirán a resaltar la figura del Caballero y el sentido cristiano de la historia. La primera será el 14 de junio. Procuremos darlas a
conocer.

Y coincidiendo con esta celebración, hemos tenido la alegría de una nueva incorporación a nuestra Asociación la de Carlos Miguel Rodríguez Recarte, que vino acompañado de su esposa y sus tres hijos. Carlos, aunque vive lejos del Oratorio, trabaja cerca y desde hace tiempo asiste habitualmente a la primera misa. Se ha encariñado con el Oratorio y el espíritu de nuestra Asociación, por la devoción a la Eucaristía, y pidió personalmente pertenecer a ella. Confiamos que a lo largo de los próximos meses otras personas le sucedan en este mismo deseo.

Al Caballero de Gracia, al beato Alvaro y a la Virgen encomendamos los frutos de este Centenario.

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