El sábado 1 de junio en dos autobuses y varios coches, más de 100 personas hemos ido al Cerro de los Angeles. Por el camino hemos rezado una parte del Rosario, allí, en la iglesia del convento de las  Carmelitas, hemos rezado otra parte y celebrado la Santa Misa; después hemos hecho la consagración al Sagrado Corazón de Jesús en la Basílica. Luego hemos ido a comer a Alcorcón, y hacia las 5 de la tarde, estábamos de nuevo en Madrid. Ha sido un día intenso, del que todos traemos muy gratos recuerdos. Hemos recibido la Acreditación -firmada por el señor Obispo de la Diocesis de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán- de haber estado en ese lugar santo para ganar la indulgencia plenaria que lleva consigo, con las condiciones acostumbradas.

 La consagración de 1919

Tal día como hoy, en 1919, el Cerro de los Ángeles de Getafe estaba lleno de miles de fieles. Habían llegado de todo el país en coche, trenes, carros y caballos. El motivo: España se consagraba como país al Sagrado Corazón de Jesús. 

El monumento recibió la bendición del nuncio del Papa Benedicto XV, Francesco Ragonesi. El arzobispo de Madrid, Prudencio Melo, presidió la Santa Misa y, antes de la bendición final, se leyó un telegrama del Santo Padre.

CERRO-ANGELES-1919

Depués de escuchar las palabras del pontífice, se expuso el Santísimo Sacramento de forma solemne y todos se arrodillaron. El Rey Alfonso XIII, de pie, leyó la consagración, de píe ante el Altar del Monumento. 

Así fue la Consagración

La ocasión reunió al Rey Alfonso XIII, a la Familia Real, a miembros del Gobierno y otras autoridades civiles, religiosas y militares. A las 11:30, se izó el pendón morado de Castilla y los Reyes aparecieron en la tribuna regia, en medio de aclamaciones.

El Nuncio de Su Santidad bendijo el Monumento y, antes de la Eucaristía, el coro del Círculo de San José y el Sindicato obrero femenino de María Inmaculada cantaron el «Gloria in Excelsis Deo» y el «O Salutaris», entre otras oraciones.

CERRO-ANGELES-2019

Antes de la bendición final, el Cardenal Gasparri leyó una carta del Papa donde concedía indulgencia plenaria a todos los que asistieron a la ceremonia religiosa. Después, se expuso en el altar la Sagrada Forma y todos se arrodillaron.

Alfonso XIII se colocó junto al altar y proclamó la fórmula de la Consagración. 

Texto de la consagración

«Corazón de Jesús Sacramentado, Corazón del Dios Hombre, Redentor del Mundo, Rey de Reyes y Señor de los que dominan: España, pueblo de tu herencia y de tus predilecciones, se postra hoy reverente ante este trono de tus bondades que para Ti se alza en el centro de la península. Todas las razas que la habitan, todas las regiones que la integran, han constituido en la sucesión de los siglos y a través de comunes azares y mutuas lealtades esta gran patria española, fuerte y constante en el amor a la Religión y en su adhesión a la Monarquía.

Sintiendo la tradición católica de la realeza española y continuando gozosos la historia de su fe y de su devoción a Vuestra Divina Persona, confesamos que Vos vinisteis a la tierra a establecer el reino de Dios en la paz de las almas, redimidas por Vuestra Sangre y en la dicha de los pueblos que se rijan por vuestra santa Ley; reconocemos que tenéis por blasón de Vuestra Divinidad conceder participación de Vuestro Poder a los Príncipes de la tierra y que de Vos reciben eficacia y sanción todas las leyes justas, en cuyo cumplimiento estriba el imperio del orden y de la paz.

Vos sois el camino seguro que conduce a la posesión de la vida eterna: luz inextinguible que alumbra los entendimientos para que conozcan la verdad y principio propulsor de toda vida y de todo legítimo progreso social, afianzándose en Vos y en el poderío y suavidad de vuestra gracia, todas las virtudes y heroísmos que elevan y hermosean el alma.

Venga, pues, a nosotros tu Santísimo Reino, que es Reino de justicia y de amor. Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de la Ciencia y de las Letras, y en nuestras leyes e instituciones patrias.

Gracias, Señor, por habernos librado misericordiosamente de la común desgracia de la guerra, que tantos pueblos ha desangrado; continuad con nosotros la obra de vuestra amorosa providencia.

Desde estas alturas que para Vos hemos escogido, como símbolo del deseo que nos anima de que presidáis todas nuestras empresas, bendecid a los pobres, a los obreros, a los proletarios todos para que en la pacifica armonía de todas las clases sociales, encuentren justicia y caridad que haga más suave su vida, más llevadero su trabajo.

Bendecid al Ejército y a la Marina, brazos armados de la Patria, para que en la lealtad de su disciplina y en el valor de sus armas sean siempre salvaguardia de la Nación y defensa del Derecho. Bendecidnos a todos los que aquí reunidos en la cordialidad de unos mismos santos amores de la Religión y de la Patria, queremos consagraros nuestra vida, pidiéndoos como premio de ella el morir en la seguridad de Vuestro Amor y en el regalado seno de Vuestro Corazón Adorable. Así sea».

Con esta consagración el rey español daba así cumplimiento a la promesa que Nuestro Señor hizo al beato jesuita Bernardo de Hoyos en mayo de 1733: «Reinaré en España y con más veneración que en otras partes».

Por su parte el beato, con voz profética, señalaba: «Si se hecha tarde la semilla de esta devoción, no importa. Aunque España comience la última en su carrera, podrá su alentado fervor alcanzar y, por ventura, pasar con favor divino a los primeros (…) Espero que se ha de introducir, qué digo introducir, que se ha de entronizar en España el Corazón adorable de Jesús».

El acto de renovación de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús ocurrirá el 30 de junio próximo. Será un ato nacional que ocurrirá a las 11:30 horas en el monumento del Cerro de los Ángeles de Getafe.

Monseñor Melo Alcalde, obispo de Madrid, pidió que la consagración se viviera con fervor en toda España. Durante la consagración, en todas las iglesias españolas hubo oraciones dando gracias y pidiendo por la paz, mientras repicaban sus campanas. España entera se postró ante el Sagrado Corazón, para que reinase en España, tal como había prometido a Bernardo de Hoyos.

Según monseñor Joaquín López, obispo emérito de Getafe, la validez de la consagración de España, que tuvo lugar hace ya un siglo, «ha quedado confirmada por los innumerables frutos de santidad, no exentos de persecución, que se han producido en este tiempo».

Mons. López afirmó que todo acto de consagración al Corazón de Cristo «es una confesión de fe en Dios, compromiso de reparación al Corazón del Salvador y una respuesta generosa al mismo Cristo».

Historia de la devoción

La historia del Sagrado Corazón en España comenzó con el jesuita P. Bernardo de Hoyos (1711-1735), quien comenzó a impulsar esta devoción. En una de las revelaciones que experimentó, escuchó a Jesucristo: «Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes».

Don Francisco Belda y Pérez de Nuero, subgobernador del Banco de España, propuso en junio de 1900 que se construyera un santuario al Sagrado Corazón de Jesús. Tras el Solemne Congreso Eucarístico celebrado en Madrid (1911), colaboró en su propuesta don Ramón García Rodrigo de Nocedal, terciario franciscano y devoto de la Adoración Nocturna. Aprovechando el proceso de beatificación de Bernardo de Hoyos, en 1914, se aprobó la idea de construir el santuario.

El 30 de junio de 1916, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, el obispo Salvador y Barrera puso la primera piedra y el Papa Benedicto XV concedió indulgencia para los que colaborasen.

La escultura original, obra de Carlos Maura Nadal (arquitecto) y Aniceto Marinas (escultor) donada por Mariano de Coyenche, se realizó en piedra caliza. Simbolizaba a Cristo predicando a la humanidad con expresión serena y majestuosa, amparando y acogiendo a quienes responden al mensaje del Evangelio: «Venid a Mí quienes estais cansados y agotados». 

En el monumento original, varias esculturas representaban tanto la humanidad santificada, como la que tiende a santificarse: San Agustín, Santa Teresa de Jesús o San Juán Evangelista, entre otros. En la actual también aparecen don Pelayo y otros cristianos de nuestra historia.

Durante la Guerra Civil, la escultura original desapareció prácticamente, por la violencia marxista. El 23 de julio de 1936, cinco jóvenes que trataban de defender el Santuario sufrieron el martirio. Días después, los milicianos terminaron destruyéndolo.

Se conservan algunos restos de la escultura junto a la ermita de la Vírgen de los Ángeles. En el actual Santuario, fueron enterrados los jóvenes mártires.

En 1944, los arquitectos Pedro Muguruza y Luis Quijada Martínez comenzaron a restaurarlo, realizando una escultura de mayor tamaño. Se inauguró en 1965 y, 10 años después, se abrieron las puertas del actual Santuario del Sagrado Corazón de Jesús.

La Diócesis de Getafe, desde el mes de diciembre prepara con gran devoción este centenario, que tendrá su momento cumbre el próximo 30 de junio en el Cerro de los Ángeles. Han invitado a todos los españoles a que se consagren al Sagrado Corazón. En las webs Corazón de Cristo y Cerro de los Ángeles se puede ver más información.  El Centenario del Sagrado Corazón, se está desarrollando desde el pasado mes de diciembre y durará hasta el 24 de noviembre de 2019. Don Ginés García Beltrán, obispo de Getafe, dijo durante la inauguración del Centenario:  “España actualmente es distinta a como era hace un siglo, pero sigue siendo cristiana. España es un país plural, pero el Corazón de Cristo puede gobernar en nosotros”. También, dijo que “hablar del Corazón de Cristo es hablar de Jesucristo y poder ser participes de nuestra vida cristiana, trabajando para renovarla”. Invitó a todas las diócesis españolas a participar en  el Año Santo e invitó a los presentes a “rezar por España, por todos los españoles, incluso los que son diferentes a nosotros”.

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