«Cómo conseguir que mi profesión tenga una influencia cristiana»

El viernes 19, Ignacio Cantarero, padre de familia, ingeniero de telecomunicaciones y directivo del IESE, respondió a esa pregunta ante los profesionales jóvenes que le escuchaban con gran interés, personas de profesiones diversas. El interés se debió no solo a las ideas transmitidas, sino también a que lo que comunicaba era su propia experiencia personal. Como ingeniero, trabajó en una multinacional de comunicación, luego cursó el MBA en el IESE —un master para profesionales con años de rodaje—, y después “fue fichado” para trabajar allí como directivo de programas.

Una buena parte de su exposición fue contarnos lo que había visto y aprendido en este Centro, de gran prestigio: la amabilidad de los profesores, el interés real por todos los alumnos, el modo personalizado de  enseñar (como un pequeño detalle, todos se esfuerzan en saber como se llama cada uno para dirigirse a ellos por su nombre); el empeño evidente en terminar bien todas las tareas; el aprovechamiento del tiempo, evitando a la vez tensiones y nerviosismos; el trabajo, hasta el final de las tareas, de los que dirigen, procurando “ir por delante”… Habló también del interés real en atender bien a todas las personas, y ayudar a cada uno “a crecer”, a desarrollar sus mejores cualidades. Por otra parte, para conseguirlo es necesario “dejarse ayudar”, lo que resulta fácil si se tiene confianza en el que enseña o dirige. Es también muy necesario saber respetar a cada persona, en sus convicciones personales, en sus creencias o increencias, a la vez que se fomenta el ambiente necesario para poder ver los valores de la vida cristiana. Por último, la perseverancia en el trabajo y el esfuerzo personal: no todo saldrá bien siempre ni a la primera, pero el que persevera en la buena dirección, acaba llegando a la meta.

Todos estos aspectos formativos —de un trabajo bien hecho—, para que tengan una influencia cristiana es necesario que el que trabaja o se forma, quiera dar un sentido trascendente a toda su tarea. Para eso es muy conveniente la formación doctrinal y el deseo de vivir bien la fe; por tanto hay que rezar, frecuentar los sacramentos, etc.

Las intervenciones de los asistentes fueron numerosas, lo que prueba el interés real que despertó la charla de Ignacio. Esperamos poder tener otras charlas parecidas en los meses siguientes.

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